Eduardo Crespo tiene 31 años. Es cineasta y nació en su pueblo homónimo de Entre Ríos. Su hermano Martín fue programador del canal I-sat y ahora trabaja en el mismo sentido para otra cadena televisiva. Con sus amigos, Ivan Fund y Maxi Schonfeld, también crespenses, cineastas y congéneres, integran lo que algún crítico de cine porteño mencionó como la “pandilla de Crespo”.
Eduardo Crespo ya filmó dos cortos, Amparo (2008) y Amaina (2010), el largo Tan cerca como pueda (2012) y está en la etapa final de su producción más autorreferencial que se titula, justamente, Crespo.
Él, Edu Crespo, es el joven entrerriano que el lunes por la noche levantó la máxima estatuilla que distingue a los creadores de la tele y la radio argentina. Lo hizo como codirector del unitario Doce Casas, de su amigo Santiago Loza, que fue emitido por la Televisión Pública y que se llevó el premio como mejor unitario miniserie.
Doce Casas, historia de mujeres devotas, ambientada en los años 80, época en la que la televisión en colores asomaba tímidamente en la Argentina, propone recorrer una docena de relatos ocurridos en el interior del país, cuyo único punto en común es la inesperada visita de la estatua de la Virgen.
Premiado
Crespo, al igual que Fund y Schonfeld, incursionó en el cine a raíz de un taller dictado en Paraná en el año 2002.
“Hicimos un curso todos juntos en Paraná, en 2002, venía gente de Buenos Aires a dar talleres y creo que eso fue el disparador. Después cada uno hizo su carrera”, resumió Schonfeld, en diálogo con Entre Ríos Ahora, hace exactamente un año atrás.
Schonfeld y Crespo iban a la misma escuela, el Sagrado Corazón, pero con un año de diferencia. A la vez compartían un grupo de teatro, mientras que Fund estudió en un instituto Comercial, más allá de “que nunca me dio un balance”.
Luego de los cursos intensivos que tomaron en Paraná en 2002 los tres resolvieron a qué se iban a dedicar en los años posteriores. Fund y Crespo eligieron como destino Buenos Aires para estudiar cine, mientras que Schonfeld enfiló hacia Córdoba.
Aburridos por la pobre oferta y menor perspectiva en el ámbito académico, Crespo y Fund resolvieron aprender por su cuenta y, especialmente, filmar.
Trabajaron juntos y cada uno encabezó su proyecto, ambos también han coincidido en los planes del cineasta Santiago Loza.
“Siempre filmamos en Crespo, la mayoría de las películas, con temáticas bastante pueblerinas y lo cotidiano del pueblo”, analizaba el ganador del Martín Fierro, Eduardo Crespo en diálogo con Entre Ríos Ahora y asumía que “lo que me interesaba era trabajar con mi familia y gente que a mi me conmovía, en Buenos Aires no tenía esa conexión, me interesaba dar registro de esas personas que me conmovían desde su mirada y su gesto, era la única forma de plasmarlo, porque un actor no te puede dar eso, era venirse a filmar acá y contar una historia cercana a lo que uno ha vivido”.
Edu Crespo, ahora, tiene su Martín Fierro por el trabajo en equipo con su amigo Loza, una carrera ancha por delante y un film que se llama Crespo, a punto de estrenar. Él es el entrerriano ganador del lunes por la noche. El orgullo de Crespo.
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