La ola de calor extrema que alcanza a gran parte de la República Argentina, incluyendo a Entre Ríos, pone en vilo a productores de distintos cultivos de la región. Entre ellos, los vitivinicultores, que están en plenos preparativos para iniciar la vendimia hacia finales de mes. En un contexto de sequía y temperaturas máximas que llegarán a los 42°, pueden verse afectada la producción este año y manifiestan su gran preocupación.
Sobre esta situación, Daniel Giménez, ingeniero agrónomo, docente de la cátedra de Vitivinicultura de la Tecnicatura en Enología que se dicta en San José, y productor vitivinícola desde el año 2013 en Concepción del Uruguay, “Una temperatura tan elevada no es bueno para la actividad. Las plantas están sufriendo mucho, ha habido algunos viñedos en Concordia que se prendieron fuego en estos días por la sequía”.
Acerca del foco ígneo que afectó varios lotes de un viñedo en Concordia hace tres días, los Bomberos Voluntarios de esa localidad indicaron que arrasó con unas 40 hectáreas que tenían además monte bajo, eucaliptus, pastizales. Sobre este punto, Giménez lamentó: “Es un trabajo que lleva años y en el caso de esa productor quedó destruido en minutos. Es muy triste”.
Acto seguido, expresó: “Es extremo lo que está pasando y obviamente nos afecta. Así que estamos todos esperando que llueva”.
Asimismo, manifestó: “Siempre nuestro problema son las enfermedades y venimos bastante bien con ese tema, pero se está sufriendo mucho la sequía. Habrá que ver qué pasa con la uva, porque ante tanto calor y la planta tan estresada se produce un proceso de deshidratación de algunos racimos”.
“Hoy estamos en una etapa en que al uva ya pasó del proceso en el que cambia del color verde al morado y empieza a acumular azúcar, que es lo que nosotros necesitamos para hacer el vino. Ahora hay que proteger el cultivo de los pájaros, que buscan la fruta para comer justamente por el azúcar, y le ponemos unas redes a los costados”, comentó, y agregó: “Actualmente estamos preparando las bodegas, limpiando, desinfectando y esperando a que pase este período tan extremo de sequía”.
Consultado acerca de si hay variedades de uvas que se adapten mejor al calor, indicó que el syrah es una de ellas. No obstante, cabe recordar que en Entre Ríos son variadas las opciones que componen los cultivos a nivel regional, tales como merlot, malbec, chardonnay, alvarinho, y pinot negro.
Según contó el productor, hay algunos viñedos en la provincia que tienen sistema de riego, pero lo destinan por lo general solo a las plantas más jóvenes, por lo que las que tienen más años pueden llegar a dañarse en estos meses si el tiempo continúa de esta manera extraordinaria. Sobre este punto, explicó: “El sistema de riego es sobre todo en las plantas jóvenes, las más nuevas, y no para el resto porque con lo que suele llover es suficiente: un evento de sequía como este se da cada 10 o 15 años. Inclusive hay viñedos que no tienen riego y están volteando hojas”.
Por otro lado, no es habitual que los establecimientos cuenten con algún dispositivo para dar sombra a las vides, por lo que están supeditados a lo que la naturaleza disponga cada año. En este sentido, Giménez se mostró optimista y sostuvo: “Creo que este período extremo por el calor no va a seguir en febrero. Y para poder evaluar cómo fue la vendimia este año, habrá que esperar al 15 de marzo en adelante. No hacemos sombreado, esto es como una fábrica a cielo abierto y hay cosas que no podemos manejar. Los que tenemos riego, estamos regando; y estamos tomando todas las precauciones a nuestro alcance, pero en una situación tan extrema como esta, que no es normal, se hace lo que se puede”, subrayó.
Actividad en expansión
La vitivinicultura es una actividad que resurgió en la provincia hace casi tres décadas, luego de estar proscripta durante más de 50 años: fue en 1937 cuando una ley nacional dispuso la creación de la Junta Reguladora del Vino, quien tuvo como función concentrar y otorgar exclusividad a la producción en Cuyo, que finalmente se derogó en 1993, dejando liberada la plantación, implantación, reimplantación y modificación de los viñedos en todo el territorio nacional.
Al respecto, Daniel Giménez evaluó: “En Entre Ríos la producción va creciendo. Todos los años aumenta, ya que cada vez los viñedos más jóvenes aumentan su volumen de producción, y todos los años hay uno o dos productores nuevos”.
No obstante, aclaró que el proceso de producción es a mediano y largo plazo: una planta tarda alrededor de cinco años en dar frutos que sirvan para la elaboración de vino.
Por otra parte, recordó, que en la mayoría de los casos son emprendimientos familiares, que en muchos casos también demandan mano de obra, ya sea para los trabajos propios de la vitivinicultura, pero además vinculados al turismo, ya que cada vez hay más viñedos y bodegas que tienen propuestas para recibir a los visitantes interesados en el tema. “En mi caso estoy intentando trabajar con lo que es la parte turística”, dijo Giménez, y aclaró: “Es un tipo de emprendimiento que es sustentable y genera un ingreso, pero no es algo automático, llevo tiempo, paciencia. Y puede pasar, como este año, que por el factor climático produzca un poco menos, y otros un poco más”.
Cifras
Si bien son muchos los viñedos entrerrianos, la mayor parte realiza su tarea de manera artesanal y esto dificulta saber cuántos son. Solo cuatro están registrados como bodegas y trabajan a una escala industrial: una está en Colón; y las demás en Victoria; Gualeguaychú y Colonia Ensayo. Según un informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura, el año pasado estos cuatro establecimientos elaboradores en Entre Ríos lograron cosechar 151.379 kilos de uva.
Por ahora, Entre Ríos está en el puesto 14 en cuanto a cantidad; y Mendoza sigue encabezando el listado de las zonas de mayor producción: logró recolectar 1.570.194.698 kilos en 2021.
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