La campaña actual del arroz tipo largo fino comercial en Argentina se encamina hacia su finalización con una cosecha promedio histórica de 8,5 toneladas por hectárea. Sin embargo, esta excelente producción genera preocupación en el sector debido a la drástica caída del precio del arroz cáscara, que incluso se sitúa por debajo de los valores registrados a fines de 2023.
Según informa la Bolsa de Cereales, el precio de venta actual, cercano a los $240.000 por tonelada, deja márgenes de ganancia mínimos o directamente negativos para los productores. La situación es especialmente crítica para aquellos que alquilan tierras, donde las pérdidas oscilan entre el 4% y el 11%, dependiendo del sistema de riego utilizado. Incluso los productores con campos propios apenas logran cubrir sus costos, con una rentabilidad estimada entre el 1% y el 3%.
Este panorama económico adverso contrasta con el aumento significativo de los costos de producción. Impulsados por la alta inflación, los precios de insumos esenciales como la energía para el riego (gasoil y electricidad), los fertilizantes y los herbicidas se han disparado. Se estima que cada productor invirtió alrededor de dos millones de pesos por hectárea, lo que eleva el costo por tonelada a unos $235.000, sin incluir los gastos de secado y flete.
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