El Xeneize se impuso por 1-0 con gol de Blandi y si mañana gana Nacional, ya estará en los octavos de final. Tras un primer tiempo aceptable, el equipo de Bianchi se conformó y el árbitro omitió un grosero penal de Caruzzo sobre Damián Díaz.
El tempranero gol ayudó al Xeneize a ordenarse y a dominar con mayor tranquilidad. El ingreso de Pol Fernández por el lesionado Pablo Ledesma le dio algo más de dinámica a un medio que, a priori, ya tenía poca movilidad. A eso se le sumó que Riquelme se mostró algo sentido de su lesión, a punto tal que ni siquiera se encargó de meter las pelotas paradas al área rival.
Así, Boca se fue al vestuario con una ventaja merecida y con la sensación de que la misma podía estirarse. Y el complemento arrancó igual. Con un ritmo muy pausado y la idea de jugar lejos de Orión, el Xeneize siguió con el control del juego. Sin embargo, su pasividad que fue en aumento con el correr de los minutos y le empezó a dar vida a Barcelona.
Entonces, sin claridad y con pocos recursos, el equipo de Costas se empezó a animar. Comenzó a adelantarse en el campo y a llevar a Boca a defenderse cada vez más atrás, como si fuese consciente de que cuando hay muchos espacios por cubrir es cuando más le cuesta cubrir el fondo. Sin demasiado riesgo para Orión, Barcelona igual mostraba que el empate no era utópico.
Y estuvo a tiro de lograrlo, porque el penal de Caruzzo llegó, como de costumbre últimamente. Pero el brasileño Ricardo Marques Ribeiro omitió cobrar una burda falta del zaguero sobre Damián Díaz y ahí se esfumaron las esperanzas de Barcelona. Ya no quedó mucho más y Boca pudo disimular con una victoria un segundo tiempo en el que prácticamente no jugó y pudo haber sufrido por su conformismo con el 1-0.
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