Un equipo binacional de científicos argentinos y uruguayos puso en marcha una importante campaña para estudiar el comportamiento y las rutas migratorias del tiburón gatopardo (Notorynchus cepedianus) en la costa bonaerense. La iniciativa busca generar datos cruciales para la conservación de esta y otras especies clave del Atlántico Sur.
La investigación, liderada por Andrés Jaureguizar de la Comisión de Investigaciones Científicas e integrante de la UPSO, se concentró durante octubre en el Cabo San Antonio. En esta zona, los investigadores lograron marcar 26 ejemplares y colocar cuatro dispositivos satelitales que proporcionarán información detallada sobre sus desplazamientos, profundidad, temperatura y condiciones ambientales.
Los estudios han identificado a la zona de Cabo San Antonio, en San Clemente del Tuyú, como un área de cría única en el mundo para el tiburón gatopardo. Allí se observó una gran abundancia de ejemplares recién nacidos en un ambiente de aguas turbias y descargas fluviales que les ofrece protección y alimento. Los científicos han denominado a este lugar como “el jardín de infantes” del tiburón gatopardo, una de las dos únicas especies en el planeta con siete branquias y que puede alcanzar los tres metros de longitud.
Además del gatopardo, el equipo monitorea otros tiburones de gran tamaño como el escalandrún, el bacota y el cazón. Este último se encuentra catalogado como especie en peligro de extinción a nivel mundial debido a la disminución crítica de su población.
Jaureguizar enfatizó la importancia ecológica de estas especies: “Estos ejemplares son depredadores tope que regulan la cantidad y la salud de otras especies marinas. Si desaparecen, se desequilibra todo el ecosistema”.
El proyecto también incluye el estudio del pez guitarra, una especie amenazada que juega un rol fundamental al remover el fondo marino. El investigador lo describió como “un rastrillo natural que mantiene el hábitat en equilibrio”.
El objetivo final de esta línea de investigación a largo plazo es elaborar mapas que permitan orientar estrategias efectivas de manejo y protección, considerando los efectos del cambio climático y el impacto de la pesca.
La campaña cuenta con el apoyo de la Fundación Temaikén y la Fundación Blue Marine, entre otros colaboradores. Una segunda etapa de monitoreo se llevará a cabo en diciembre, cuando el equipo se trasladará a la Patagonia junto al Proyecto Patagonia Azul.




































































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