Puso su propio tambo y le carnearon la mitad de las vacas

Rodrigo Berta tiene 30 años y hace un año y medio se compró seis vacas para arrancar su propio tambo. La semana pasada le carnearon 5 de las 11 vacas y le robaron herramientas: "Tenía ganas de irme del país", confesó.

La semana pasada, Rodrigo “Codi” Berta, llegó de madrugada a su pequeño tambo en la provincia de Santa Fe y se encontró con la desagradable noticia que le habían carneado la mitad de las vacas y le habían robado los implementos del campo, pensó en abandonar la actividad y hasta en irse del país.

Berta tiene 30 años y hace un año y medio se compró seis vacas para arrancar su propio tambo en la localidad de San Martín de las Escobas. El amor por el campo le vino en la sangre y lo cultivó con su abuelo, que tenía campo.

“De chico, cuando tuve la brillante idea de dejar la escuela secundaria, me fui de trabajar de empleado en un campo de recría. Después pasé a un tambo a trabajar de peón, y a los 18 empecé en una fábrica láctea”, comentó en diálogo con Clarín Rural.

En esa empresa estuvo once años, el sueldo era bueno y cuando se fue de la fábrica decidió empezar con el tambo, un viejo anhelo. Se compró las seis vacas y se pasaba todo el día con ellas, haciéndolas pastorear las banquinas del camino. La sala de ordeñe la armó con lo que pudo en un rincón del campo familiar, que ya estaba en manos de su padre.

Así, litro a litro, entre idas y vueltas le pudo alquilar dos hectáreas a su padre, con la ayuda de un amigo sembró alfalfa y en un remate hace cuatro meses compró cuatro vacas más.

Hasta la semana pasada tenía diez vacas en producción y una vaquillona, pero el jueves cuando llegó para hacer el primer ordeñe se encontró con una devastadora imagen que no tardó en viralizarse: cinco vacas carneadas y el tambo desguazado. Le robaron herramientas, pezoneras, una bomba sumergible con 18 metros de caño, un grupo electrógeno…

“Es alguien que conoce bien el movimiento, que conoce el campo, la zona un improvisado no lo va a hacer”, asegura, y agrega que al día siguiente le carnearon una vaquillona a otro vecino.

“En el momento de calentura, viendo todo lo que había perdido tenía ganas de vender y dejar todo, y hasta irme del país. Pero ahora se acercaron muchísimos productores, no creí que tanta gente me iba a mandar mensajes, pasar por el campo… Anoche me llamó un productor y me ofreció vacas y ayuda para empezar otra vez, otro me dijo que me regala una ordeñadora nueva para seguir trabajando”, cuenta el joven productor, y agrega: “Emociona esa demostración, así te dan ganas de seguir. Le voy a dar para adelante para no defraudarlos y porque es lo que siempre quise hacer”.

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